En la alcoba conyugal, la sensual esposa recibe al marido diciéndole:
— Desabrocha mi blusa y déjala sobre la cama...
— Sí, mi amor...
— Ahora el brasier, y ponlo en la silla...
— Claro mi vida...
— Deja mi falda en el ropero.
— Bueno cariño...
— Ahora mis panties tíralos al suelo....
— Ya está corazón...!!!
— ¡¡¡Y QUE SEA LA ÚLTIMA VEZ QUE TE PONES MI ROPA, MARIC#%"N.!!

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