Me Divierto Sin Limites

domingo, 13 de marzo de 2016

VIAJE ERRADO

Tres borrachos llegan corriendo a la estación de tren porque el tren ya sale. El jefe de estación les dice:
-Vengan, corran, que el tren está saliendo.
El jefe de estación sólo puede ayudar a dos a que suban al tren en marcha, y le dice al otro:
-Siento mucho no haber podido ayudarlo a usted también a subir.
A lo que el borracho le contesta:
- Más van a sentirlo ellos, que han venido a despedirme.

https://www.facebook.com/TanCreidaTW?fref=ts

jueves, 10 de julio de 2014

Chiste= La Operacion

Una mujer le dice a su cirujano plástico que quería reducir sus labios vaginales en tamaño, porque estaban muy sueltos y flameantes.
Debido al bochorno incidente, insistió que la cirugía se mantuviera en secreto y el cirujano aceptó.
Saliendo de la anestesia, encontró 3 rosas cuidadosamente colocadas junto a su cama.
Fuera de sí, llama inmediatamente al doctor y le dice:
— ¡Pensé que le había pedido que no le dijera a nadie sobre mi operación!
El cirujano le dijo que había llevado a cabo su deseo de confidencialidad y que la primera rosa era de parte de él:
— Me dió lástima porque pasó por todo esto sola. La segunda rosa es de mi enfermera, me asistió en la cirugía y se identificó porque ella pasó por el mismo procedimiento hace algún tiempo atrás.
— ¿Y qué hay de la tercera rosa?
— Esa es de un hombre internado arriba, en la unidad de quemados. Quería agradecerle por sus nuevas orejas..

Chiste- Tepin

TEPIN y TEPUYO eran 2 primos que siempre estaban juntos TEPIN era el grande y TEPUYO el chiquito....... Un dia fueron de paseo al junkito a montar a caballo, Tepin se monto por la cabeza y TEPUYO por detrás, la pasaron genial cada uno a su manera por que TEPIN iba lento y TEPUYO rápido. Eran muy amigos pero diferentes porque TEPIN era pobre y TEPUYO muy rico, TEpin era el blanquito y TEPUYO el negrito!!!!!

VALE LA PENA LEERLO

¿La querías?
-Si.
-¿La follaste?
-No.
-Entonces, ¿porque estuviste con ella?
-Cuando vi como caían las lagrimas de sus
ojos me di cuenta que no permitiría que
nunca mas volviera a
llorar. No quería follar con ella, quería
abrazarla en el
cine y ahogarla con mis besos. Quería reírme
de sus
gestos de niña pequeña, tan dulce como ella.
Quería
ver como la llamaban distintos chicos y ella
les
contestaba que no quería a nadie mas, que
no fuese yo. Ella no era como el resto del
mundo, ella me
quería, no como las demás. Me quería a su
manera,
con cariño y sinceridad. Yo la amaba. Ella era
la
niña de mis ojos. El amor no solo se basa en
hacer
el amor, sexo, follar o como lo quieras
llamar...
enamorarse es mas que compartir besos,
abrazos, es ser sincero, respetar y amar con
el corazón a esa
persona a la que le dices te amo.
By:Rene

martes, 11 de febrero de 2014

Podria haberlo hecho

Una simpática dama de la tercera edad decidió regalarse para su cumpleaños una noche en uno de los hoteles más caros de su ciudad.
Cuando a la mañana siguiente se acercó a pagar la cuenta, el recepcionista le entregó una factura de... 350 dólares!!!
Ella explotó de ira y exigió saber por qué la cuenta era tan alta. "Es un buen hotel pero las habitaciones sin duda no valen 350 dólares por pasar una noche y sin desayuno."
El empleado le dijo que $ 350 era la "tarifa estándar", por lo que ella insistió en hablar con el gerente.
El gerente apareció y advertido por el empleado de recepción anunció: “El hotel tiene una piscina de tamaño olímpico y un gran centro de conferencias, que están disponibles para su uso".
Pero yo no los usé", dijo.
Bueno, ellos están aquí, y usted pudo usarlos", explicó el gerente.
Luego pasó a explicar que ella también podría haber visto uno de los espectáculos internacionales del hotel por lo cual es famoso. "Los mejores artistas internacionales se presentan aquí", dijo el gerente.
"Pero yo no fui a ninguno de esos shows", dijo.
"Bueno, nosotros los tenemos, y usted los hubiera podido ver", contestó el gerente.
El gerente no se inmutó, por lo que la viejita decidió pagar con un cheque y se lo entregó.
El gerente se sorprendió cuando vió el cheque.
"Pero señora, este cheque sólo está hecho por $ 50."
''Eso es correcto. Yo le he descontado $ 300 por acostarse conmigo...", respondió ella.
"Pero no lo hice!!!", exclamó el gerente muy sorprendido.
"Bueno, pero... yo estaba aquí, y usted podría haberlo hecho.

lunes, 10 de febrero de 2014

Lección de Vida " Vale la pena Leer"

Lección de Vida " Vale la pena Leer"
Dejo a su mujer por una chica mas joven y miren lo que pasó:

Durante un programa de radio sobre casos de la vida real, transmitido por una emisora comunitaria en el sur-centro de Wisconsin, Estados Unidos, el hijo de inmigrantes mexicanos Anthony García relató una historia que hizo estallar las líneas telefónicas de la cabina de transmisión.

Sin embargo, la producción del programa decidió no sacar las llamadas al aire pues, aunque Anthony estaba contando una tragedia personal; la gran mayoría de las llamadas fueron hechas por mujeres que (si bien no se alegraban por su dolor) celebraban que hubiera aprendido la lección, aunque haya sido demasiado tarde.

Esta es su historia:

Mi nombre es Anthony García y llegué a esta ciudad después que mis padres se mudaron de California gracias a una oportunidad de trabajo. En Green Bay conocí, hace ya casi 20 años, a Madeleine, mi primera esposa.

Vaya que me costó mucho trabajo conquistarla! La recuerdo cuando tenía 25 años y, como si fuera ayer, puedo verla: bellísima, inteligente, conversadora y siempre con una sonrisa a flor de labios.
Me esforcé mucho por demostrarle que yo era un hombre que valía la pena y uno de los días más felices de mi vida fue cuando aceptó ser mi novia.

Yo era contratista del sector de la construcción a pequeña escala y Madeleine siempre me apoyó en mi trabajo. Incluso dejó sus estudios de enfermería por comenzar a trabajar como mi asistente y como era tan conversadora y bien relacionada, fue de mucha ayuda para conseguir algunos buenos contratos.

Al cabo de unos años comenzamos a vivir juntos y aunque ella hacía grandes esfuerzos por mantener vivo el romance en nuestra relación, yo comencé a enfocarme mucho en el trabajo y a descuidar incluso nuestras conversaciones y esos momentos en los que debí haber estado más pendiente de ella que de la computadora.

Como los años no pasan en vano ambos fuimos envejeciendo y, de la belleza de la juventud, quedaban algunos rasgos pero, como es lógico, no iba a permanecer intacta.

A sus 40 años de edad Madeleine lucía apagada y triste, como cansada. Yo se lo atribuía a esos 10 o 12 kilos de más que había ganado con el tiempo, que probablemente eran la razón por la que a veces me parecía que estaba de mal humor.

Un día Madeleine me dijo que quería retomar sus estudios de enfermería y, aunque me parecía que ya estaba algo vieja para eso, le dije que se tomara el tiempo necesario para hacer lo que quisiera. Yo contrataría una asistente y problema resuelto.

Pocos días después llegó Sarah a nuestras vidas. El día que la entrevisté para el puesto de asistente quedé impactado. A sus 30 años era bella y pícara. Sonreía como lo hacía Madeleine cuando la conocí y la manera como me miraba me hacía sentir perturbado.

Para hacer el cuento corto, después de varias infidelidades y discusiones en casa me separé de Madeleine (con quien por cierto nunca me casé legalmente) y me casé con Sarah. En ese momento sentía que no podía estar más feliz. Tenía a mi lado una mujer sumamente bella y provocativa (por lo que mis amigos me envidiaban) y una situación económica buena y estable, gracias al prestigio que mi negocio había ganado.

Durante casi cinco años no supe nada de Madeleine. La verdad no me importaba saber qué había hecho con su vida, especialmente porque no tuvimos hijos y yo estaba muy ocupado viajando y disfrutando ese “caramelito sexy” que tenía en mi cama todas las noches.

Hace seis meses, mientras iba rumbo a buscar a Sarah a la fiesta de cumpleaños de una de sus amigas, sufrí un terrible accidente de tránsito. Una pareja de jóvenes que había tomado muchas cervezas de más en esa misma fiesta, me embistió con su camioneta en un cruce pocas cuadras antes de llegar.

El impacto fue tan fuerte que mi automóvil salió disparado casi tres metros y, tras chocar contra un poste de electricidad, perdí mi pierna y brazo izquierdos. Estuve inconsciente durante un mes. Cuando reaccioné lo primero que hice fue preguntar por mi esposa, quien aparentemente estuvo a mi lado durante una semana pero luego no regresó por el hospital.

Esa misma noche, mientras me encontraba somnoliento por la gran cantidad de calmantes, escuché una voz que me confortó. ¡Ella había regresado! Esa voz tan cercana, cálida, familiar, que me hacía sentir protegido y amado solo podía ser la de mi bella Sarah, a quien seguramente alguien le habría informado de mi recuperación.

Cuando logré incorporarme y tomar conciencia de quien estaba realmente en mi habitación, me llevé una gran sorpresa. Allí estaba frente a mí, con unos ojos que no podían ocultar su felicidad por ver mi mejoría, la misma Madeleine que sin ningún remordimiento había corrido de mi casa hacía ya tanto tiempo.

Durante mi estado más crítico y los dos meses y medio más que tuve que permanecer en el hospital, fue la enfermera a mi cuidado. Una tarde que se veía particularmente contenta se despidió temprano de mí. La vi soltar su cabello ya canoso y sacudirse la blusa que llevaba bajo la bata médica. “Hoy debo marcharme temprano, así que te dejaré a cargo de mi compañera Nathaly”, me dijo.

Cuando le pregunté por qué me abandonaría ese día, en el que particularmente sentía más agudo el dolor de mis miembros fantasmas y absolutamente nadie parecía haber recordado mi cumpleaños número 58, me dijo unas palabras que jamás olvidaré:

“Durante más de tres meses he cuidado de ti. He lavado tus heridas, te he dado de comer. Hasta me he encargado de tu aseo personal, te he afeitado, cepillado y asistido cuando debes ir al baño. Exactamente como lo hubiera hecho si nunca me hubieras dejado por una jovencita, que probablemente no esté aquí porque le de asco tener que limpiarte el trasero como yo he tenido que hacerlo. Pero hoy estoy cumpliendo un año de matrimonio con un hombre que sí valora lo que tiene y mi relación contigo, más allá del pasado que compartimos, hoy es estrictamente laboral… Y el trabajo, como bien debes recordarlo, nunca fue para mí más importante que el amor. Buenas noches”.

No esperes nada de nadie

¿No esperar de nada de nadie?

Sé que no es fácil. Cuando expreso un te quiero, mínimo espero un "yo también". Cuando ayudamos alguien desinteresadamente -así debería de ser- a veces, en el fondo de nuestro corazón pensamos en frases como, "hoy por ti, mañana por mí", o "deseo que cuando algo necesite, cuente contigo".
Esperar a que los demás sean como yo quiero, y tengan los mismos detalles que tengo, y sean igual de considerados que yo, causa dolor. La desilusión duele y mucho. Es saludable recordar que esperar mucho es un riesgo que causa de desilusión. Por supuesto que en toda relación siempre es bueno esperar respeto y honestidad, si es lo que tu estás otorgando.

William Shakespeare escribió:
"Siempre soy feliz, ¿sabes por que ?
Porque nunca espero nada de nadie, esperar siempre duele. Los problemas no son eternos, siempre tienen solucion, lo unico que no se resuelve es la muerte.
La vida es corta, por eso amala, se feliz y siempre sonríe, solo vive intensamente"